La semana pasada tuvo lugar el debate sobre los presupuestos para Castilla-La Mancha y nuestro grupo parlamentario presentó 25 enmiendas que fueron rechazadas, en su inmensa mayoría, por este PSOE que nos ha tocado sufrir en nuestra región.
Este PSOE votó en contra de cosas como: las ayudas al co-pago para menores dependientes, el aumento de personal de transporte sanitario, la reducción salarial de altos cargos (que al menos no cobren más que el propio Page) o la protección de mujeres que han sufrido violencia machista.
No se pregunta este PSOE cual es la razón de que su grupo parlamentario vote en contra de más de veinte enmiendas sociales que podrían haber sido sacadas del propio programa socialista. No le interesa a este PSOE hablar sobre las presiones a medios de comunicación, a trabajadores y colectivos de la región, o los intentos de intimidar a nuestro propio partido, denunciados por José García Molina (https://castillalamancha.podemos.info/podemos-clm-no-se-compra-podemos-clm-no-se-vende/).
Muy al contrario, durante todo el fin de semana hemos asistido, sin sorpresa y con tristeza, a continuos ataques por parte de este PSOE. Un PSOE que nos acusa de todo lo que no se va a hacer porque no hemos votado a favor sus presupuestos. Hospitales que puede que no se construyan, desempleados que puede que no encuentren trabajo, festivales de cine que quizá no se celebren, maestros que quizá no cobren… Ahora parece que Manolete seguirá muerto y enterrado porque no hemos votado a favor de unos presupuestos que intentan perpetuar la política caciquil de este PSOE. Como si no se pudieran prorrogar los del año pasado, como si no se pudiera seguir negociando para llegar a un acuerdo mejor, como si el PSOE no hubiese votado en contra de casi todas las enmiendas que presentamos a los presupuestos.
Pues no, señores y señoras dirigentes del PSOE, lamentablemente para ustedes y afortunadamente para la gente de nuestra región, la Junta de Comunidades de CLM ya no es su cortijo para hacer y deshacer como les venga en gana. A partir de ahora las políticas progresistas ya no pueden olvidarse al término de las campañas electorales, deben aplicarse y respaldarse económicamente.
A diferencia de otros, no vinimos a vivir de la política y por eso no pueden ustedes chantajearnos, comprarnos o intimidarnos. Pueden, eso sí, ser leales a su programa, a su militancia y sus siglas y poner encima de la mesa unos presupuestos que no sean, con un poco de maquillaje, los mismos de Cospedal.